
Al anunciar la aurora un nuevo día,
rompe el mundo a vivir ilusionado
envuelto todo en luz, como si un hado
recreara la vida en su armonía.
¿Dónde moras, Pastor y Rey que guía
el orbe, frena al mar su paso airado,
abre las fuentes, llena de paz el prado
y vela nuestro sueño, oh fiel Vigía?
Desde esta oscuridad atormentada,
ausente de tu voz, mi cuerpo herido,
sobre la roca asida la mirada
acude a Ti, portal y asilo, nido
de amor. Atiende, Dios, a mi llamada:
deja mi corazón junto a Ti unido.
2 comentarios:
Me gusta mucho este poema. ¿Por qué?
Es importantes econtrar lectores de poesía.
Publicar un comentario