
Descúbreme esa patria, compañera,
que alivie este tormento, pues no aplazo
mi tiempo de partir. Tu largo brazo
entorne ya mis ojos, mientras fuera
siento el barco llegar: Caronte espera.
Me recoge la Noche en su regazo,
roto el Día. Tu juicio, humilde abrazo
piadoso tribunal. Pero quisiera
que permitas, Thánatos, mi salida.
Y ya ausente de ti, vencido el Sueño,
el Eter me abrirá, siempre encendida,
la puerta de los dioses, perseguida
por todos los mortales. No desdeño
la Muerte si me lleva a mejor vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario